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domingo, 17 de julio de 2011

El imaginario colectivo y los contrastes de la geografía argentina



Uno de los imaginarios colectivos que más fuerza cobra en nuestra población es que Argentina es un país muy rico y de hecho posee numerosos recursos naturales. Sin embargo, nuestro país tiene modelos de producción que no apuntan a la sustentabilidad, lo cual puede evidenciarse en una pérdida de la superficie forestal, deterioro de suelos, erosión eólica e hídrica, contaminación por agroquímicos, lo cual hace que esta riqueza en recursos tenga sus limitaciones.
En los modelos productivos aplicados prevalece la lógica del capital, por encima de la lógica basada en un desarrollo sutentable.
Otro caso representativo es haber dejado de ser el granero del mundo, cuando a raíz del avance del proceso de agriculturización y más expresamente de sojización, se puso en riesgo la soberanía alimentaria. A esto se suma las terribles consecuencias no sólo en el ambiente sino en la salud de la población rural, con elevado crecimiento de casos de cáncer, a raíz de la contaminación por glifosatos.
Otro tema es la creencia de que Argentina tiene todos los climas, cuando en realidad " el clima argentino" es un clima que se registra con muy poca frecuencia fuera de las fronteras de nuestro territorio. Esto se acentúa con el cambio climático global. Por ejemplo: la Puna muestra rasgos climáticos únicos en el mundo.
Otro aspecto a destacar son los recursos hídricos que si bien son abundantes están mal distribuidos. El 45 % del territorio está ocupado por cuencas de ríos que solo aportan el 1% del caudal medio. Sin embargo se registra un gran derroche de agua en las grandes ciudades, cuando grandes sectores de la población carecen de agua potable y servicios cloacales, eliminando aguas sin tratamiento a las cuencas fluviales. Este tema también se asocia a las condiciones de vida de la población de áreas urbanas carenciadas con diagnósticos de fiebre tifoidea, diarreas, hepatitis virales.
En cuanto a la minería a cielo abierto se convirtió en un agente de deterioro ambiental, dado la nula regulación del Estado que es partícipe y cómplice de la situación que viven varias provincias y sobre todo del padecimiento de sus poblaciones. Este panorama parece que continuará sosteniéndose.
El deterioro del ambiente está vinculado con las alteraciones que sufre el habitat humano, como consecuencias de desmontes, inundaciones, sequías. Por tal motivo avanzan enfermedades vinculadas a enfermedades tropicales asociadas a la presencia de roedores y mosquitos, especialmente en el norte y centro del país. Asimismo las condiciones de vida con hacinamiento en las grandes urbes, provocan la propagación de virus.
En los últimos tiempos, la Argentina pampeanizada, relacionada a la imposición del modelo agrícola industrial pampeano a eco regiones no pampeanas, como el Chaco, la Mesopotamia o el Monte que se expande y ejerce una fuerte presión no sólo sobre el territorio, sino especialmente sobre las comunidades de pequeños agricultores, propietarios veinteañales, campesinos o pueblos originarios, que reciben presiones de toda índole para abandonar sus campos. (Pengue, Walter. 2009) También se evidencia otra Argentina con la transformación en ciertos espacios urbanos ( caso de Puerto Madero y Rosario) o la expansión de clubes de campo y barrios privados.

En el mismo itinerario de interpretaciones, un reciente estudio geográfico (Velásquez, 2009) concluye que el NOA y el NEA, regiones históricamente proveedoras de mano de obra, se constituyen en epicentros de la adversidad, en tanto que las restantes regiones argentinas (Cuyo, Pampeana, Metropolitana y Patagónica) aparecen en posición más favorable. Esto, asegura el autor, no se relaciona con un ingenuo regionalismo, porque estos últimos territorios se reproducen los mismos mecanismos de diferenciación que muestra la escala nacional, en la que existen minoritarios grupos sociales con privilegios crecientes y por el otro, grupos sociales mayoritarios cada vez más alejados de los supuestos beneficios del bienestar. Al analizar el peso de los factores de diferenciación puede comprobarse que los argentinos que residen en zonas inaccesibles también padecen en su entorno los fenómenos negativos vinculados con expulsión de población, ausencia de servicios (particularmente educativos y sanitarios) propios de cierta escala urbana, baja generación y apropiación de riqueza, precoz inserción laboral, elevada fecundidad. Estas carencias y muchas más se producen, asimismo, en contextos más conservadores y de mayor polarización social que los de otras regiones.
En contraposición, las condiciones favorables también tienden a interactuar entre sí contribuyendo no sólo a la perpetuación, sino también al incremento de la diferenciación social y territorial.

Para enfrentar estas realidades contrastantes se ha creado en el año 2004 la Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública -constituida como área dependiente del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios-, con la finalidad de poner en marcha una política de desarrollo territorial estratégico. Esta tiene el objetivo supremo de construir un país integrado y equilibrado desde el punto de vista territorial, con una fuerte identidad ecológica y ambiental y con una organización que favorezca la competitividad de la economía y el desarrollo social.
Los fundamentos son:
  • La recuperación de la planificación desde el Estado como promotor del desarrollo y ordenamiento territorial.
  • La promoción del desarrollo territorial, entendido como proceso mediante el cual se acrecientan las capacidades de un determinado territorio para alcanzar de modo sustentable el bienestar económico y social de las comunidades que lo habitan.
  • La articulación de las políticas públicas de impacto en el territorio, superando la inercia heredada caracterizada por las miradas e intervenciones sectoriales que no dan cuenta de la compleja y dinámica vinculación entre ambiente, economía y sociedad.
  • La participación y transversalidad en la planificación y la gestión, propiciando la articulación entre los distintos niveles de gobierno y el consenso con las organizaciones de la sociedad civil. Por el momento no se observa tal planificación territorial, advirtiéndose un predominio de organización espontánea del territorio ligada a fuerzas económicas y dependientes de decisiones empresariales, financieras o neocoloniales. De todas formas la creación de esta Subsecretaría de Planificación Territorial, no deja de ser un buen indicio. Como todo emprendimiento necesita tiempo y sobre todo de la decisión política de avanzar en dicho sentido.

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