Fotos de mis viajes por el país

miércoles, 11 de julio de 2012

Mujeres que dejaron huellas en las invasiones inglesas





En 1806 un ejército de soldados y voluntarios encabezados por un Capitán de la Armada Española Santiago de Liniers, expulsó de Buenos Aires a los invasores ingleses. Luego de esta acción, 
Santiago de Liniers organizó las milicias para mejorar la defensa de la ciudad frente a una  inminente segunda  invasión. Un año después en 1807 se concreta la segunda invasión y en esta oportunidad  las  milicias tuvieron una mejor actuación luchando tenazmente para impedir que los ingleses reconquistaran la ciudad logrando la rendición.
Las invasiones inglesas tuvieron una gran trascendencia porque contribuyeron a que los criollos empezaran a evaluar la posibilidad de un gobierno independiente. Durante la  gestión de Liniers como virrey las milicias se convirtieron en cuerpos militares permanentes y los regimientos comenzaron a tener una gran participación en la vida política de Buenos Aires.
En esta historia hubo dos mujeres que se destacaron por su valentía y heroismo: Martina Céspedes y Manuela Pedraza.
Martina Céspedes porteña de 45 años atendía una casa de comidas  junto a sus tres hijas. Doce de los invasores ingleses llegaron a la puerta de su casa y fueron ingresando a la misma. A medida que ingresaban los desarmaban y ataban dejándolos en diferentes habitaciones. Al día siguiente ya firmada la capitulación Martina se presentó a Liniers y éste la premió otorgándole el grado de Sargento Mayor, derecho  a uso de uniforme y goce de sueldo.
Manuela Pedraza.
Cuando el combate había llegado a su culminación en la llamada plaza de Mayo una mujer del pueblo se destaca entre los soldados , uno de los cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar. Las armas no la acobardan, por el contrario, se lanza al lugar de mayor peligro siempre al lado del soldado de Patricios, con quien formaba una pareja de leones. El hombre cayó atravesado por una bala. Manuela  tomó el fusil y mató al inglés . Pasada la lucha fue recompensada con el grado de alférez y goce de sueldo.
A ellas nuestra profunda gratitud y admiración.