UNIDAD NACIONAL, una necesidad permanente.

El primer objetivo fijado desde la Constitución de 1853 y la de 1994 es la UNIDAD NACIONAL.
Su práctica supone la defensa de la soberanía e integrar y comunicar a todos los habitantes y regiones del país sobre una base de igualdad.
También implica un sentido de pertenencia , lazos de solidaridad social privilegiando la homogeneidad social y la integración desde el punto de vista físico de nuestro territorio.
La unidad nacional se quiebra de diferentes maneras.
En lo social y regional cuando existen grandes diferencas estructurales ,por ejemplo desigualdades de desempleo, diferencias en el acceso a los servicios de salud, educación, vivienda, en fin, grandes brechas sociales que impiden una calidad de vida digna para todos.
Desde lo físico, se atenta contra la unidad nacional en especial cuando no hay medios de comunicación y transporte que vinculen a todo el país.
En lo político y económico se quiebra cuando se privilegia el interés de un sector por sobre el conjunto nacional.
En nuestros doscientos años de historia, la característica de los modelos de desarrollo que se han alternado consiste en una naturaleza integradora y excluyente.
Por ejemplo: el modelo industrializador que se consolida en 1940 tuvo como eje la integración de las clases trabajadoras al aparato productivo, incorporándolas al consumo y la seguridad social como así también, su incorporación a la vida política y sindical.
La integración nacional se tradujo en una redistribución progresiva del ingreso, servicios públicos nacionalizados que buscaron mejorar la integración física del territorio y de los argentinos.
Todos los sucesivos golpes de Estado procuraron revertir esa participación popular, quebrar la industria nacional y devolver el monopolio de la política al establishment económico con sus aliados extranjeros, atacando de esta forma la unidad nacional. La política adoptada en los años 90 es la continuidad de esta línea de acción, de allí sus consecuencias en la exclusión social, en la desintegración del sistema de comunicaciones y transporte y demás medidas adoptadas a través de la reforma neoliberal de aquellos años.

Desde hace una década nuestro país viene dando un giro importante en estas cuestiones centrales que hacen en definitiva a la unidad nacional , a la defensa de la soberanía y al desarrollo.
Si bien podemos encontrar cuestiones que pueden ser revisadas para mejorar el modelo, lo verdaderamente importante es la lucha para jerarquizar el sistema productivo con industrialización con el consecuente apoyo a la actividad productiva antes que a la rentista y la inclusión de millones de personas que dejó excluidas el modelo neoliberal.
Otro aspecto no menor es el sentido de pertenencia, de valoración de lo propio, podríamos decir de AUTOESTIMA NACIONAL.
En ese sentido también hemos dado pasos importantes frente a una historia donde desde diferentes espacios se despreciaba el gaucho, lo autóctono, frente al desarrollo de lo europeo en especial de lo británico durante el siglo XIX y lo norteamericano sobre fines del siglo XX.
Paralelamente a la independencia política de España, nuestro país se fue haciendo dependiente económicamente del imperio británico-norteamericano. En este sentido el pago de la deuda externa al Fondo Monetario Interncional durante el gobierno de Nestor Kirchner marca un paso importante en la lucha por la soberanía económica.
Otro aspecto a destacar es ver los avances logrados en las nuevas generaciones respecto no sólo de la valoración de lo nacional, de nuestra cultura y tradiciones, sino la ponderación de lo latinoamericano y como se van tejiendo nuevas relaciones para que este siglo XXI, tenga para nuestro país y Latinoamérica un futuro signado por el progreso, la dignidad y la justicia tan anhelada.
Siempre hubo y habrá intereses que atenten a esta valoración de lo propio y la unidad nacional que cuesta tanto construir, siempre habrá grupos que respondan o sean funcionales a lo foráneo ,pero si el grueso de la población tiene en claro que este camino de la unidad es la base sobre la que se puede desarrollar nuestro país, les será mucho más dificil a estos grupos operar en nuestra Patria. Esto no significa que capitales extranjeros dejen de invertir en Argentina, pero es importante que no se manejen con la impunidad con que muchas veces lo hacen y donde los argentinos nos sentimos extranjeros en nuestra propia Patria. Podríamos citar numerosos ejemplos: los terratenientes extranjeros de la zona Patagónica y Esteros del Iberá, la cuestión minera, etc., que constituyen ásperos caminos por recorrer.
La unidad nacional se vincula CON LA CAPACIDAD DE SUPERAR LAS DIFERENCIAS EN POS DEL BIEN COMÚN DEL PAÍS, DE CONSTRUIR A TRAVÉS DE CONSENSOS. Claro ejemplo de ello fue el abrazo de Balbin y Perón en los años 70, del cual muchos espacios de nuestra dirigencia deberían adoptar como lección.
En este sentido, la educación es la madre de la gran batalla actual por eso su rol es clave: formar a los futuros ciudadanos con el conocimiento de nuestra historia con sus luces y sombras, nuestra rica y diversa geografía, nuestros próceres y sus ideales, nuestros héroes, científicos, artistas, etc, nuestras potencialidades de innovar, de crear, de dialogar, de " ponerse en el lugar del otro", es formar a las nuevas generaciones sobre una mentalidad ética, humana, solidaria, patriótica y democrática que tienda puentes de" hermandad entre argentinos" y que posee una importancia radical para alcanzar la justicia, dignidad, desarrollo, soberanía y unidad nacional que nuestro pueblo se merece.