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jueves, 1 de octubre de 2009

Educar en la pobreza


El mapa de la pobreza en Argentina marca grandes diferencias según las regiones, siendo uno de los países junto con Venezuela, donde desde la década del 90, más se han agudizado las desigualdades sociales.

Las cifras toman en cuenta los planes sociales; sin ese subsidio las cifras treparían a niveles más escandalosos.
Si bien el crecimiento económico argentino (9%) se dio en un contexto internacional de crecimiento de la economía mundial; otros países de la región han crecido mucho más. Son ejemplos: Venezuela ( 17,9%) y Uruguay ( 12,3%).
A pesar de esta situación, la recomposición del tejido social fue muy lento hasta la crisis actual, por lo que se estima que si en condiciones favorables las condiciones de vida no mejoraron sustancialmente, es difícil que ocurra en un período crítico.
5.530.000 menores de 14 años no logran cubrir sus necesidades básicas en Argentina.
Actualmente, muchos niños concurren a comedores, por lo cual si bien no llegan con hambre a la escuela, esto no significa que estén bien nutridos. Además, el hecho de "no comer en su ámbito familiar" afecta los vínculos afectivos, los patrones de comportamiento y la formación de la personalidad.
A esto se le suma la situación de muchos hogares donde los niños crecen en "una familia donde nadie trabaja", por lo que no percibe en sus " principales adultos referentes", es decir sus padres, valores tales como: la responsabilidad, el esfuerzo, las ganas de superarse y asi se va perdiendo la cultura del trabajo.
El Estado a través del otorgamiento de "planes sociales eternos" que nunca se reemplazan por trabajo genuino, no solo le quita la dignidad que el trabajo le da a la persona, sino que no promueve la formación de recursos humanos que sean útiles al desarrollo del país.
Asimismo, la falta de nutrición , sumado a las condiciones ambientales en la que crecen los niños y adolescentes pobres, hace que sea una población muy vulnerable al fracaso escolar.
En la escuela secundaria, la generalidad responde a un cuadro donde la repitencia es habitual en 1ero y 2do año, pero al llegar al ciclo superior y encontrarse con materias de más complejidad que requieren otro nivel de competencias o la adquisición de conceptos con mayor nivel de abstracción, muchos fracasan y abandonan la escuela.
Por otro lado, la actual escuela secundaria, no contempla la presencia de otro tipo de planes de estudio donde se privilegie el trabajo manual y tenga menos exigencias de trabajo intelectual, como por ejemplo, las escuelas de oficio, que en un país donde hay tanta infraestructura por instalar, podría significar la formación de mano de obra útil y funcional a ciertas ramas de la actividad económica, como la industria de la construcción entre otras.
De esta manera se están perdiendo generaciones de jóvenes que quedan fuera del sistema y el país desperdicia talentos y potencialidades que existe en muchos adolescentes sin recursos.

Como mencioné anteriormente, 5.530.000 menores de 14 años son pobres, de los 10.000.000 que tiene el país.
Las provincias más afectadas son:

  • Región del Noroeste: Tucumán, Salta y Santiago del Estero.
  • Región del Nordeste: Misiones, Chaco y Corrientes.
  • Región de Cuyo: Mendoza y San Juan.
  • Región Patagónica: Río Negro, Neuquén y Chubut.
  • Región del Centro y Buenos Aires: Gran Buenos Aires ( 2do cordón), Santa Fe ( Gran Rosario) y Córdoba.

Más allá de las estadísticas, los niveles de pobreza e indigencia son muy elevados y hasta que no se planifiquen políticas económicas que contemplen políticas sociales, laborales y educativas que promuevan la mejora de las condiciones de vida y el desarrollo del país, será difícil que esta situación se revierta.

El proceso de inclusión social es viable, pero depende de múltiples factores. Uno de ellos es la organización del mercado de trabajo, especialmente vinculado a la educación, porque es allí donde se proyecta el progreso social. Como hoy está planteada la escuela secundaria, los adolescentes sin recursos, no tienen oportunidades para desarrollarse y progresar, dado que quedan atrapados en el círculo vicioso de la pobreza sin poder desplegar sus talentos y descubrir su vocación.

No hay una sola manera de enseñar y aprender, puede haber muchas maneras de hacerlo. Otra escuela secundaria es posible y debe surgir de un profundo debate de diversos actores sociales, del análisis de las diferentes realidades y a través de la construcción de consensos.

No basta la redacción de una ley que fija la obligatoriedad del nivel, si no se reforma el sistema y la institución escolar.

Imagen: Barrio de emergencia , sur de la ciudd de Buenos Aires

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