Fotos de mis viajes por el país

viernes, 1 de junio de 2012

Entrevista al veterano de Malvinas Jorge Sabbagh, por la alumna Victoria Medici



¿Qué papel cumplías en la guerra?
Yo era comunicante, hacíamos el tendido de líneas y comunicaciones por aire o por tierra (…) yo estaba en la central de comunicación. Para ese momento los teléfonos tenían dos baterías, les dabas cuerda y del otro lado sonaba, pero los ingleses nos cortaban el cable a unos dos kilómetros y tenias que hacer todo el tendido de nuevo (…) que justamente, en la guerra lo que se busca es bloquear las comunicaciones de tu enemigo.
(…)
La geografía de Malvinas es muy distinta a cualquiera de lo que podes encontrar acá en el continente, la mas parecido es Ushuaia. Las tierras son empetroladas, carbón en primer grado
(…)
Nosotros esperábamos a los ingleses en el pueblo; pero era una cosa totalmente ilógica pensar que los ingleses iban a atacar al pueblo (…) entonces entraron por el estrecho, la parte media. Al crucero General Belgrano se le puso la escusa de una tormenta y se lo hizo salir del estrecho, tenía ciento tres bocas de fuego, lo cual hacia imposible que los ingleses pudieran hundirlo. Un día domingo, que nos venían siguiendo desde hacia tres días, sale el crucero de la zona de exclusión, y ni bien sale, ese mismo día domingo, a las tres de la tarde, le tiran tres torpedos. De los tres, uno tenía un arma química que se llama fósforo, que las armas químicas estaban prohibidas en la guerra de Malvinas. Uno no le pego y poso uno de los dos patrulleros (…), al Buchar, que estaba del lado izquierdo (el Piedrabuena, del lado derecho). Entonces el Buchar se va y deja el lado izquierdo libre. El segundo y tercer torpedo le pegan, uno a la sala de maquinas y otro atraviesa el casco. Entonces, el que no moría por la explosión, moría aplastado por los fierro, o se ahogaban, o producto de la explosión. Además, como uno de esos tenia fósforo que sigue prendido abajo del agua , y como nosotros usábamos debajo del uniforme una vestimenta de nylon, cuando el fósforo rozaba con eso la carne se arrugaba y quedaba como un globo marchito. Si el estrecho hubiera estado cubierto, argentina no perdía la guerra.
(…)
Por otro lado, los bombazos que te tiraban tenían un diámetro del doble de lo que tienen en un territorio común , por la composición del suelo (…) nosotros teníamos que andar a pata todo el dia (…) yo por ejemplo, estuve casi una semana sin comer (…) me acuerdo que tuve que partir una puerta había ahí en un galpón y encontrar jalea real y sopa instantánea, y con eso me mantuve.
(…)
No podíamos bañarnos, y eso psicológicamente te anula muchísimo, días y días sin bañarte, y la humedad del cuerpo, y no poder sacarte la ropa, ¡te mata! A parte, no tuvimos relevos. O sea, avanzabas hasta determinado lugar, venían helicópteros, y te llevaban. Los ingleses eran relevados cada 48 hs, es decir, que siempre peleábamos con gente descansada (…)
Como no nos podíamos mover de otra forma que no sea caminando, cuando llegaba la hora de la comida, en la cocina de campaña (que se preparaban guisos de fideos o de arroz con algún otro tipo de ingrediente y el resto era todo agua) se cargaba la olla y el hombre que lo cargaba iba caminando de cinco a doce kilómetros. Los guisos llegaban helados y los últimos tenían que “bucear”  para encontrar un fideo (…) entonces los muchachos le sacaban el forro a los cascos, hacían  fuego, y más algo de yerba, hacían mate cocido
(…)
En el Monte Logdon se improvisaban las “trincheras” , se usaba tierra formando el “pozo de zorro” y los muchachos dormían ahí toda la guerra, se llamaba así por que tenia unos cuarenta a cincuenta centímetros, pero no mas de eso, por que sino brotaba el agua. Es por eso que va a encontrar a mucho muchachos veteranos que tienen problemas en los pies, a la altura de la caña y con el clima húmedo y frio pica
(…)
¿Cuándo te enteras de que volvías?
Yo volví el treinta y uno de mayo, por un problema, yo me caigo al agua, salgo me seco y me cambio. Iba caminando por el costado del correo, cuando me desmayo, aparezco en hospital (…) y cuando recupero el conocimiento, veo que no había nadie al lado mío, me levanto y me voy, me habían dado por muerto en mi grupo –estuve cuatro días desaparecido- (…) al cuarto día voy al teatro de operaciones y el brigadier de la fuerza aérea, Castillo, me pregunta “¿Dónde estaba usted?” (…) me dice que después del accidente no podía quedarme en las islas , esto el treinta. El treinta y uno me mandaron a Comodoro Rivadavia y yo, que quería volver, y no me dejaban. Después de todo, a pesar del dolor que sentía, tenia a mis compañeros allí
¿Querías volver por la patria o por tus compañeros?
No, quería volver por mis compañeros (…) el amor Malvinas nace después.
(…)
Allá toda la noche con un compañero que recién casado y yo comprometido (con Carmen). Decíamos que nos íbamos a juntar un día a comer un asado los cuatro juntos, cosas que nunca se hicieron, pero que en ese momento te servían mucho psicológicamente.
¿Cuándo volviste, tu familia sabia que volvías?
No, yo me le aparecí de sorpresa a mi mama (…) y ella que estaba eufórica y yo que no quería saber nada; contento, claro por volver a mi casa, pero era tanto el cansancio… me acuerdo que estuve una hora y media en el baño con la ducha abierta, sentado en el piso…
(…)
Carmen me dice siempre que yo no me despierto como una persona normal, salto y caigo parado.
¿Es a voluntad o es inconsciente?
No, es inconsciente (…) le pasa a todos, lo he hablado mucho por el psiquiatra, eso te pasa por son muchos días continuos de boom boom boom.
(…)
Es lo que se llama “estrés post-traumático de guerra”- dijo Carmen
¿Cambio tu imagen de la guerra antes y después?
Antes de la guerra yo no sabia que era la guerra (…) cuando tenés conciencia de la dimensión es cuando cambia.
(…)
La guerra le destruye algo al ser humano, lo hace estar en un estado de salvajismo puro, donde todo vale; a ese que tenés adelante lo tenés que matar, y fijate de que no te maten a vos. El miedo, la adrenalina, hacen que en situaciones a vos te ordenan ir para un lado y vos salís corriendo para otro
(…)
Y de la noche a la mañana te dicen que no podes robar para comer, que sino vas preso y ahí es donde no sabes que es peor, o la propia guerra, o lo que te tocó después. No podes encontrar trabajo por ejemplo. Y sin contar los muchachos veteranos que después se suicidan…
Si a vos te preguntan por la calle quién sos, ¿qué respondés? 
¡Ex combatiente! El nacionalismo es mi granito de arena.

No hay comentarios: