En 1806 un ejército de soldados y voluntarios encabezados
por un Capitán de la Armada Española Santiago de Liniers, expulsó de Buenos
Aires a los invasores ingleses. Luego de esta acción,
Santiago de Liniers organizó las milicias para mejorar la
defensa de la ciudad frente a una
inminente segunda invasión. Un
año después en 1807 se concreta la segunda invasión y en esta oportunidad las
milicias tuvieron una mejor actuación luchando tenazmente para impedir
que los ingleses reconquistaran la ciudad logrando la rendición.
Las invasiones inglesas tuvieron una gran trascendencia
porque contribuyeron a que los criollos empezaran a evaluar la posibilidad de
un gobierno independiente. Durante la gestión
de Liniers como virrey las milicias se convirtieron en cuerpos militares
permanentes y los regimientos comenzaron a tener una gran participación en la
vida política de Buenos Aires.
En esta historia hubo dos mujeres que se destacaron por su valentía y heroismo: Martina Céspedes y Manuela Pedraza.
Martina Céspedes porteña de 45 años atendía una casa de
comidas junto a sus tres hijas. Doce de
los invasores ingleses llegaron a la puerta de su casa y fueron ingresando a la
misma. A medida que ingresaban los desarmaban y ataban dejándolos en diferentes
habitaciones. Al día siguiente ya firmada la capitulación Martina se presentó a
Liniers y éste la premió otorgándole el grado de Sargento Mayor, derecho a uso de uniforme y goce de sueldo.
Manuela Pedraza.
Cuando el combate había llegado a su culminación en la
llamada plaza de Mayo una mujer del pueblo se destaca entre los soldados , uno
de los cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar. Las armas no la
acobardan, por el contrario, se lanza al lugar de mayor peligro siempre al lado
del soldado de Patricios, con quien formaba una pareja de leones. El hombre
cayó atravesado por una bala. Manuela
tomó el fusil y mató al inglés . Pasada la lucha fue recompensada con el
grado de alférez y goce de sueldo.
A ellas nuestra profunda gratitud y admiración.